En San Borondón hay Telurio.

Basta con entrar a cualquier buscador de internet. "Canarias telurio". La búsqueda arroja un resultado muy claro. Desde el año 2011, el Gobierno Central del Reino ha estado tratando de sondear los fondos marinos de las Islas Canarias en busca de un material estratégico para la economía contemporánea. Un material del que no tenía la más romota idea de su existencia porque, da el infortunio, poco sé de ese complejo mosaico de siglas y números que resulta ser la tabla periódica de los elementos.

Vaya faena. Una empresa británica, nuevamente, junto al Instituto Geográfico y Minero de España (http://www.igme.es/) y otra empresa brasileña, han estado cartografiando y hurgando, o jurgando, como se diría haciendo uso del habla tradicional canaria, los fondos oceánicos al sur de la isla de El Hierro. Y resulta, que ya desde el año 2014, se presentó a las Naciones Unidas una solicitud formal para ampliar entre las 200 y las 350 millas náuticas hacia el oeste de las Islas Canarias, la soberanía española. 

Paradójicamente, resulta ser coincidente en el tiempo, la prospección petrolera frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote de la compañía Repsol, que sacaron a la calle a un número considerable de ciudadanos y representantes públicos de los respectivos cabildos insulares y ayuntamientos locales para mostrar su oposición a tales actividades. 

Pues la verdad es que, dentro de lo razonable, que no es otra cosa que la labor estratégica de un gobierno soberano y democráticamente elegido de realizar las actividades que considere pertinentes para favorecer el desarrollo económico de sus ciudadanos; esto cabrea un poco. Y lo digo sin acritud. Cabrea porque una actividad programada por la compañía petrolera Repsol desde el año 2000 se paralizó durante 15 años, para otorgársele la licencia el mismo año en el que se desarrollan las prospecciones al suroeste de El Hierro localizándose el telurio. 



La opinión pública se centró en la actividad, quien sabe si previsiblemente fracasada de Repsol frente a las islas orientales, mientras la clave del éxito estaba al sur de El Hierro, Una isla que ha sufrido considerablemente en su economía el proceso eruptivo submarino iniciado a finales de 2011. El mismo año en que se realizó la primera prospección británica del monte submarino llamado "Tropic", donde se haya el telurio en la expedición Drago 0511. 

No parece muy loable que un gobierno democrático haya hecho suponer a los ciudadanos que autorizaba la búsqueda de petróleo cuando lo que trataba de "pescar" era algo de un valor muy considerable y más competitivo por su escasez y ello sin informar a los representantes del gobierno autonómico, que dicho sea de paso, resultó quedar en un gran ridículo si el "jurgar" buscando petróleo tan sólo era una maniobra de distracción mediática. 

Si uno no sufriera de un cierto efecto de protección frente a los lenguajes y las ideas anacrónicas para el mundo que nos ha tocado vivir, pensaríamos que esto "huele a colonia". Pero no las de esos insignes fabricantes de lociones capaces de hacer perder el juicio a cualquiera por sus fragancias extravagantes, sino a esas colonias antiguas, rancias, esos territorios que perduran todavía en los mapas, en los que existe un dominio por parte de unos señores, y señoras, que viviendo a miles de kilómetros, deciden año a año cuánto dinero necesitan aquellos para que los operen en un tiempo razonable, por ejemplo. 

Pero, claro, no puede uno caer hoy en día en esta clase de trampas, por muy a huevo que se lo pongan a uno, porque ya tenemos el ejemplo de los populistas y populistos, para sacar rédito de debajo de las piedras a esta clase de prácticas que deberían ser erradicadas de un país serio y democráticamente maduro. Lo suyo hubiese sido haber respetado el gobierno autonómico, haber consultado con este, que no necesariamente haber pedido permiso, e informado sobre este tipo de actividades de una transcendencia estratégica notoria. Porque, que yo sepa, aquí nadie ha planteado ninguna actividad contraria a la Constitución, ninguna sesesión, ninguna actividad que suscite alta traición a la unidad del Estado. Y, sin embargo, como suele ocurrir, aquí nos enteramos por la prensa. 

Muy mal, muy mal. Atento estoy a las explicaciones que, supongo yo, deberá dar alguien de lo que ha sucedido y de lo que cabe esperar en el futuro. 

Por cierto que, aún a riesgo de ser aún más mal pensado, curioso resulta que esto se haya "fugado" en un momento tan delicado como el que ocupa a Gibraltar, colonia británica, muy exitosa por cierto. Si no fuera porque también allí los británicos intentan ampliar su radio de aguas interiores, como aquí ha hecho España, diría que la fuga de la información nada ha tenido que ver con el Reino Unido.

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